El aborto del plan del eje
USA-UE-Israel-Liga Árabe
La estrategia y el fracaso de la operación
terrorista en alta escala contra Siria
El fracaso de la operación mercenaria
USA-UE-Israel-Liga Árabe para ocupar Alepo, el corazón económico de Siria, y
establecer una cabecera de playa invasora con un "gobierno sirio
libre" que legitime una intervención militar de la OTAN para derrocar al
gobierno institucional. La estrategia y los objetivos del plan.
Por Manuel Freytas (*)
Abrumadas por la realidad, apabulladas y ya
sin poder esconder o manipular los hechos en el terreno, las grandes agencias y
cadenas mediáticas internacionales, comienzan a admitir entre dientes que el
ejército sirio concretó en su parte central el exterminio de la operación
terrorista en alta escala lanzada por fuerzas mercenarias extranjeras, cuyo
escenario principal fueron Alepo y Damasco, la capital de Siria.
La predicción del jefe del Pentágono USA
(el organizador militar de la invasión) afirmando que la toma de Alepo, el
corazón económico de Siria, iba a ser el "último clavo" para el ataúd
del presidente Bashar al-Assad, así como la proyección mediática de la
"caída inminente" del gobierno sirio, fracasaron estrepitosamente.
Y ahora, sin posibilidad de manipular
información sobre el "avance del ejército libre sirio", la prensa
internacional y las usinas de inteligencia de la operación mercenaria (entre
ellas el "observatorio sirio" controlado por la CIA, el Mossad y los
servicios de Reino Unido) se concentran en las "deserciones" de
militares sirios, en la "huida en masa de la población" y en la
"matanza de civiles" por parte de las fuerzas sirias.
Lo concreto, lo verificable sobre el
terreno, es que el gobierno y las fuerzas armadas sirias, abortaron el
centro estratégico de la operación,
orientado a la toma de Alepo, y a establecer una cabecera de playa con un
"gobierno sirio libre", desde donde recibir apoyo en blanco de las
potencias imperiales y proyectarse a la toma de todo el país.
Todas las informaciones, con distintos
matices y proyecciones, coinciden en que el gobierno sirio mantiene el control
total sobre el país, mientras el ejército se concentra en la persecución y el
exterminio de los focos de grupos mercenarios dispersos que aún permanecen
atrincherados en algunos barrios, y sin posibilidad de logística ni de
supervivencia.
El apoyo concreto de Irán en las últimas
horas, la férrea alianza estratégica con el eje
Rusia-China-Teherán-Venezuela-Cuba, impidió hasta ahora que Siria se convierta
en una "Libia del Medio Oriente" sucumbiendo a una operación de
conquista presentada como una "revolución popular y democrática"
contra un "régimen tirano y asesino de su propio pueblo".
Claramente, Rusia, China e Irán, están
dando una advertencia severa al eje EEUU-UE-Liga Árabe de que Siria no es
Libia. Donde el régimen de Kadafi fue desestabilizado por mercenarios,
bombardeado por la OTAN y finalmente derrocado y asesinado su líder ante la
total indiferencia internacional.
Moscú y Pekín no solamente han bloqueado
sistemáticamente, en tres oportunidades, maniobras de EEUU, Reino Unido y
Francia, para aumentar las sanciones en la ONU
y fundamentar una intervención militar contra Siria, sino que han
emprendido una acción política y diplomática conjunta para identificar la
llamada "rebelión siria" como
una "agresión extranjera" a ese país.
El gobierno sirio, protegido por el
paraguas de Rusia y China que boicotearon sanciones y maniobras en la ONU para una intervención armada de la OTAN como
en Libia, efectuó una operación militar "quirúrgica" de tres semanas
sobre los barrios donde se infiltraron los grupos mercenarios lanzados principalmente desde una base en
Turquía y coordinados en terreno y
comunicaciones por oficiales de fuerzas especiales de EEUU, Israel y Reino
Unido.
La estrategia y los objetivos de la
"Operación Siria"
Al contrario de lo que afirma la prensa
internacional (columna mediática de la operación) y las potencias occidentales, Siria nunca
estuvo en un conflicto interno, ni en
una guerra civil. Nunca hubo un "ejército sirio libre", ni una
"rebelión interna" con apoyo civil de la población siria.
Lo que se planificó y comenzó a ejecutarse
en Siria, desde hace 16 meses, fue una operación terrorista en alta escala
planificada y organizada internacionalmente
como "liberación de Siria" por el eje EEUU-UE-Israel-Liga
Árabe (controlada por Arabia Saudita y las monarquías del Golfo Pérsico).
Desde marzo de 2011, Siria fue invadida por
grupos de mercenarios extranjeros, entrenados, financiados y armados por EEUU y
las potencias de la OTAN. Con la complicidad de Turquía y de las monarquías del
Golfo Pérsico.
En este escenario, Siria fue sometida primero
a una "revuelta popular" digitada desde afuera para derrocar al
gobierno, luego a una "rebelión" armada con toma de ciudades después,
y finalmente, como sucedió en Libia, la alianza imperial planifica una intervención militar internacional con
bombardeos ininterrumpidos y muerte de civiles inocentes que conduzca al
derrocamiento del régimen sirio, aliado de Irán, Líbano y Gaza.
Simultáneamente, el consorcio USA-UE
mantiene un bloqueo económico y un aislamiento internacional que acrecienta el
riesgo de una "catástrofe humanitaria" para el pueblo sirio que ya
permanece sometido a condiciones extremas por el aislamiento internacional.
A diferencia de Libia, las fuerzas de
mercenarios extranjeros y desertores del ejército (financiados y armados por EEUU,
la UE y las monarquías del Golfo) no
tomaron territorios o zonas, sino que se concentraron en operaciones de
infiltración y acciones de guerrilla urbana actuando entre la población civil,
para exponerla al fuego represivo del ejército sirio.
Las operaciones terroristas de
desestabilización incluyeron atentados
contra fuerzas del régimen y contra blancos civiles para luego responsabilizar
a las Fuerzas Armadas y al gobierno sirio
de las masacres de niños y mujeres.
Hasta el intento fracasado de la toma de
Alepo y Damasco, y a diferencia del
ejército de Kadafi, el ejército sirio no luchaba contra grupos que buscaban
establecerse como "gobierno libre" en distintas posiciones
conquistadas, sino contra grupos operativos que ejecutan operaciones de guerrilla
relámpago en escenarios móviles e infiltrados entre la población civil. El
objetivo central no era tomar ciudades, sino generar terror, caos e
"incertidumbre".
Y este efecto lo fueron consiguiendo a
través de la difusión nivelada de la prensa internacional cómplice que viene
presentando a Siria sumida en "el caos, la violencia y el
descontrol". A diferencia de Libia, los "rebeldes" nunca
pudieron establecer un gobierno paralelo en Siria. Ni mantuvieron controles
territoriales zonales, con apoyo de la población civil.
En Siria nunca hubo un "ejército sirio
libre" luchando una guerra convencional contra un ejército oficial, sino
grupos operativos armados irregulares orientados a preparar el derrocamiento
interno del gobierno sirio mediante una operación militar en alta escala
lanzada por la OTAN como justificativo
para parar "el baño de sangre y la matanza de civiles", como ya
sucedió en Libia.
Como escenario central, la estructura
mediática sionista internacional siempre presentó a Siria sumida en un "repliegue del
ejercito sirio", ante el avance del "ejercito rebelde", y con el
régimen de Bashar al-Assad reprimiendo a civiles para mantener el control.
Como elemento de presión psicológica
terrorista, la prensa internacional siempre mantuvo latente la amenaza de las
"armas químicas" contra la población, o el estallido de una
"guerra civil" como producto del caos y el descontrol del ejercito
oficial.
Lo cierto, es que el ejército sirio, uno de
los más poderosos y mejor equipados de Medio Oriente, y pesar del
atrincheramiento de los grupos mercenarios en Damasco y en Alepo, siempre
mantuvo el control total, y sus
operaciones en general nunca se dirigieron a combatir a otro ejército invasor,
sino a reprimir los distintos focos de sublevación que fueron realizando los
grupos mercenarios en distintos frentes y puntos en Siria.
El fracaso
En realidad (y a diferencia de Libia donde
ocupaban territorios), los grupos mercenarios extranjeros siempre estuvieron
enmarcados en una "operación terrorista en alta escala" para
desestabilizar y debilitar al gobierno, y preparar las condiciones y el
argumento para una intervención militar de la OTAN.
Siria es una pieza central en el plan
estratégico de aislamiento de Irán y la caída del gobierno de Bashar al-Assad
dejaría a Teherán sin su aliado clave y abriría la compuerta para una ataque
del eje EEUU-Israel a sus centrales nucleares.
Como dicen algunos analistas perspicaces,
Washington y el Pentágono aprendieron. Y resolvieron no pagar nunca más el
costo político y financiero de las ocupaciones militares.
Irak y Afganistán bastaron. Billones de
dólares de costo al Tesoro, deterioro de la "imagen" internacional
del Imperio locomotora, deslegitimación interna y externa de las guerras
militares de conquista, le enseñaron al Pentágono y a sus estrategas que lo
mejor es hacer la "guerra por otras vías", sin desgastarse ni pagar
costos políticos y financieros.
Y como en toda empresa capitalista (el
Pentágono es empresa capitalista por vías militares) el Imperio USA decidió
delegar "funciones y misiones" manejando la estrategia y los
objetivos detrás del cortinado y sin exponerse.
Y surgió la idea (potenciada masivamente por la tecnología
informática y los móviles celulares) de aplicar en terreno la estrategia de las
"revueltas populares" y las "revoluciones árabes" para
debilitar y derrocar a las "tiranías" del "eje del mal"
(léase gobiernos de naciones petroleras que no trazan buena sintonía con el eje
imperial USA-UE-Israel) sin ocupación militar territorial.
Como primer objetivo, y luego de
infiltrarse en territorio sirio a través de las "protestas populares"
(manipuladas desde Internet y los celulares y por la prensa internacional
alimentada por "fuentes" de la CIA y el Mossad) los grupos mercenarios
comenzaron a preparar la "condena internacional" y el aislamiento del
régimen sirio.
Para ello, se infiltraron y comenzaron a
operar en zonas residenciales altamente
pobladas para obligar al ejército a reprimir con efectos colaterales de
muertes de civiles como consecuencia del fuego cruzado.
Como segundo paso, el objetivo consistió en
mostrar al gobierno sirio "tambaleando en el caos y el descontrol".
Mientras hechos de acciones tácticas (atentados, y acciones de guerrilla móvil
contra instituciones oficiales) fueron mostrados como "ofensivas
totales" en distintos escenarios claves, como Damasco y Alepo, donde
incursiones y posicionamientos defensivos en distintos barrios son mostrados
como parte de un ataque sincronizado para derrocar al gobierno sirio.
Como tercer objetivo, las operaciones
terroristas coordinadas por oficiales de las fuerzas especiales de EEUU, Israel
y Reino Unido buscaron crear una cabecera de puente para una invasión terrestre
desde la frontera con Turquía y el establecimiento de un "gobierno sirio
libre" que legitimara la ayuda internacional y posibilitara la proyección
de la ocupación a todo el territorio sirio.
En un cuarto objetivo principal, las
operaciones terroristas con matanzas diarias de civiles por el fuego cruzado
intentaron crear el escenario internacional y el justificativo para una acción aérea ("operación
humanitaria") decisiva de la OTAN que diera cobertura y apoyo decisivo a
los grupos mercenarios para derrocar al gobierno de Asad.
Pero a diferencia de lo ocurrido en Libia,
la operación mercenaria fue haciendo agua y fracasando en todos los frentes.
Tres factores centrales incidieron para que esto sucediera.
A) El apoyo decidido del eje Rusia-China-Irán al gobierno sirio, B) El poderío
y la acción estratégica del ejército sirio que realizó maniobras concéntricas
de aislamiento y exterminio de los grupos terroristas posicionados en los
barrios (bombardeos y ataques "quirúrgicos") , C) La falta de apoyo de la población siria (sobre todo en
Damasco y Alepo) que le quitó sustentabilidad en terreno a las fuerzas
mercenarias.
Y aunque seguramente ahora el plan y los
objetivos del eje USA-UE-Israel-Liga Árabe buscará nuevas vías de concreción y
financiamiento internacional, su pilar estratégico para ocupar Siria con una
operación terrorista-mercenaria en alta escala
fracasó y se derrumbó en Damasco y en Alepo.
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