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miércoles, 23 de enero de 2013


LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD
Por D.B

La guerra condiciona la economía, la política y también elementos biosociales como las relaciones entre un universo de individuos y el simbolismo emanado del lenguaje, sobre todo dentro de las campañas mediáticas, como lo podemos ver desde la estrategia asumida por el buró militar del gobierno del presidente Reagan, el cual ante el fracaso de la estrategia político-militar en Vietnam implementó el uso de las guerras de baja intensidad en países asiáticos y centroamericanos inicialmente, luego en todos aquellos territorios donde existían movimientos independentistas o de liberación nacional, o en su defecto que tuvieran gobiernos que no eran afín a su modelo de política internacional(por ej. pino grande I, II, III, ocean venture 81, Cabañas 86, etc.), su desarrollo generara la estructura de lo que se dio a conocer como fuerzas de despliegue rápido.

El planteamiento de esos principios parten del teórico prusiano Karl Von Clausewitz, sobre todo del reconocimiento del papel de la trinidad: pueblo, gobierno y ejército; de igual forma se definieron nueve elementos básicos de planeación de cualquier proyecto bélico:



OBJETIVO: bien definido y alcanzable.

OFENSIVA: explotar la iniciativa.

UNIDAD DE MANDO: bajo responsabilidad de un comandante.

SENCILLEZ: planes claros, simple y directo.

SORPRESA: golpear al enemigo en el tiempo, lugar y modo inesperado.

SEGURIDAD: no permitir que el enemigo adquiera ventaja.

ECONOMIA DE FUERZA: asignar un mínimo esencial de combate a esfuerzos secundarios.

MANIOBRA: colocar al enemigo en posición de desventaja, con flexibilidad y movilidad.

MASA: poder de combate concentrado en el tiempo y lugar decisivos.0


Podemos observar el uso de los eufemismos por parte de mandos militares, que afirman “dados de baja” en vez del término “asesinados en combate”, o “neutralización de blancos”, en vez de “asesinados en bombardeos o destruidos en una acción”, que buscan ocultar la magnitud trágica de la guerra y “poetizar” sus acciones.

Todo lo anterior se plantea no sólo dentro de un marco militar, sino también político y es ahí donde los norteamericanos empezaron a aunar sus mayores esfuerzos como con propuestas como la alianza para el progreso, donde la confrontación no se restringe a un fusil o a una granada, sino que se generan esfuerzos en construir elementos superestructurales desde la propaganda, la educación, la agitación, el marco jurídico interno de cada nación y por supuesto en las relaciones políticas de poder.

Los setentas vieron el nacimiento de toda una serie de series de televisión y producciones cinematográficas que tenían como objeto difundir una serie de ideales que calaran dentro de la población civil, programas de becas estudiantiles, financiación de propuestas artísticas, construcción de barrios de interés social, la prensa oficial aprendió a hablar un lenguaje impuesto donde se categorizaba claramente lo bueno y lo malo, lo aceptable e inaceptable dentro de las normas morales de la sociedad.

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