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lunes, 28 de julio de 2014

GAZA Y EL FIN DE LA CONCIENCIA HUMANA.
Por: Manuel Freytas

 Con el genocidio impune en Gaza la indiferencia mundial tocó un punto de inflexión. Y prueba a que nivel de decadencia, deshumanización e indiferencia llegó el sistema capitalista a escala global. Y es escalofriante. 

A partir de la indiferencia mundial ante la masacre militar de Israel en Gaza, y de otras matanzas que se suceden a diario en Asia, Medio Oriente, África, como parte de las invasiones de conquista y de las guerras íntercapitalistas por el control del Planeta, se puede concluir que ya nada conmueve a nadie. Ni siquiera las muertes masivas por hambre o los genocidios de pueblos indefensos. 

Y se puede concluir fácilmente que en el futuro la destrucción humana con asesinatos masivos en el Planeta por exterminio militar, nuclear, o incluso ecológico, tampoco puede conmover a nadie. Gaza colmó el vaso de lo previsible. Un experimento monstruoso. Y verificable a simple vista. Si no conmovió o produjo reacción colectiva la masacre masiva de niños inocentes y la demolición de un país empobrecido a cara descubierta ¿Qué puede conmover a esta humanidad alienada y robotizada programada por el individualismo y el consumo como única meta? Gaza es la nada, ni siquiera un título en la conciencia. Una anécdota que no le altera la vida a nadie. 

Con Gaza desaparecieron los limites, las fronteras entre el bien y el mal. Gaza no se computa. Es la nada, donde todo da lo mismo. Es solo un juego militar de destrucción en mi celular. Nada es real. Todos mueren, ganan o pierden. Pero nada o real. Es solo un juego que se termina. Desaparece cuando apago mi celular, mi TV o mi conciencia. . Los hechos suceden fuera de mi, sin que lo fije en mis emociones ni en mi historia. 

No hay pasado ni futuro. Solo un encadenamiento de imágenes, y títulos, que aparecen y desaparecen a la velocidad de la luz. Y aunque esas imágenes me muestren que la humanidad y el planeta se destruyen, no las conecto, ni me conecto a mi mismo con el resto del mundo. 

Mi mente no está programada para ver, procesar y resumir la realidad fuera de mi cabeza. Mi mente solo está preparada para recibir información que me gratifique y valore mi autoestima. Para ser "yo" y aquellos que elijo para ser parte de mi "yo". Lo demás, fuera de mi mundo personal, solo es un espectáculo de imágenes. Que no son reales. No me tocan. Y sigo mi vida. Conectada al celular. Viendo, sin saber que veo, como el Sodoma y Gomorra tecnológico del sistema capitalista globalizado, convirtió al cerebro humano en una máquina sin humanidad.

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