UNA LARGA HISTORIA
Por: MIR-EGP
Han pasado más de 500 años de los primeros
combates de la resistencia armada -simbolizada en Lautaro- en contra de la
invasión española, de la Iglesia Católica y sus yanaconas. Cerca de 300 años
desde las insurrecciones armadas de Tupac Amaru y Tupac Katari en contra del
imperio colonizador. 200 años de la primera y única revolución de esclavos
triunfante en el mundo, liderada por Toussaint Louverture en Haiti. 100 años
desde que los movimientos anarquistas organizaran las primeras huelgas obreras
y populares e iniciaran las primeras acciones armadas urbanas en nuestro
continente -Durrutti, Rosigna, Severino, entre muchos otros-, mientras por el
norte, México paría una revolución campesina bajo el liderazgo de Villa y
Zapata.
50 años atrás Fidel y el Che iniciaban
exitosamente la guerra de guerrillas. Con ellos Marulanda, Jacobo, Camilo,
Manuel, Nicolás, Filiberto, Fonseca, Mariguella, Sendic, Santucho, Miguel,
Luciano, Paine, entre muchos otros por el continente. Y también 20 años han
transcurrido de la crisis más importante de la izquierda marxista, el
movimiento popular y sus organizaciones insurgentes del siglo XX.
La lucha de resistencia armada y popular en el
continente sufrió un duro revés a fines de los 80 con el descalabro del
social-imperialismo soviético y la contraofensiva de la oligarquía imperialista
a través de dictaduras militares, invasiones comando, operaciones conjuntas con
la CIA, "contras" y claudicaciones.
Las consecuencias políticas y militares fueron
nefastas, particularmente para las organizaciones alzadas en armas que tenían
una alta cuota de dependencia de la "logística socialista".
En nuestro continente la "caída del
muro" y la caída en la urnas de la Revolución Sandinista, gravitó para que
importantes movimientos guerrilleros negociaran y se desmovilizaran,
particularmente sus dirigentes-comandantes, dejando a la deriva al pueblo
organizado y base de apoyo de la guerrilla, con cientos de miles de víctimas
del conflicto armado sepultadas en el silencio de los acuerdos con las clases
dominantes y la impunidad para los ejércitos fascistas y genocidas. En
Guatemala en 30 años de guerra, serían 200 mil los caídos. En El Salvador, 100
mil en apenas diez años. Ni perdón Ni olvido.
En esos años de derrotas y claudicaciones, de la
crisis profunda de la izquierda y el movimiento popular, la reacción y el
reformismo se apresuran no sólo a decretar el fin de la historia de la lucha de
clases, sino que ha decretar el fin de la lucha radical y legitima de los
pueblos por su liberación y en contra de la opresión: la lucha armada.
Asimismo, los norteamericanos hace ya dos
décadas pusieron en marcha sus últimos planes, estrategias y tecnologías
militares para apropiarse de nuestros recursos y hacer la guerra al pueblo
pobre en nuestro continente. Las siete bases militares en Colombia son su
última gran movida.
La invasión, golpe de Estado y el asesinato al
presidente Bishop, en Granada a comienzos de los ochenta. La invasión masiva y
bombardeo con bombas inteligentes y armas de última generación estrenadas en
ese ataque e invasión de 27 horas a Panamá a fines de los ochenta y que dejó a
lo menos cinco mil panameños masacrados y su presidente secuestrado a
los EE.UU..
El asalto con fuerzas especiales al palacio de
gobierno y secuestro al presidente de Haití, Jean Beltrand Aristide el 2004. El
golpe militar "institucional" a Honduras y secuestro de su presidente
Zelaya hace apenas dos años por parte de los carteles de la DEA. Y en días
recientes, el zarpazo fascista y ultranacionalista liderado por la policía
militarizada en Ecuador, con 8 muertos y 300 heridos como saldo. A esta última
intentona golpista se suman la de Venezuela de Chávez el 2002 y la realizada
contra Evo Morales el 2008 en Bolivia.
Celebramos la resistencia social y popular de
estos tres países frente a estas asonadas golpistas del fascismo oligarca,
frenando los trabajadores y el pueblo movilizado los objetivos militares de la
reacción.
Sin embargo, debemos decir que dada la verdadera
composición y opción de clases de las FFAA s y sus alianzas con el imperio, y particularmente
con la CIA, creemos que en la medida que las contradicciones antagónicas
avancen en estos modelos democrático-populares, el apoyo material y político a
los golpistas será mucho mayor que lo mostrado hasta ahora.
La oligarquía, las clases dominantes y su
institucionalidad no renunciaran pacíficamente a sus riquezas y sus
privilegios... a la hora que los procesos sociales e insurgentes pongan en
verdadero peligro el poder de los ricos. El desenlace del conflicto en esas
condiciones, lo más probable sea el mismo de Salvador Allende.
Esto es un nuevo llamado de alerta a nuestros
pueblos, fundamentalmente en estos países, para que avancen aceleradamente en
la construcción del poder popular, en la autodefensa de masas y en la
organización de las fuerzas insurgentes del pueblo, las únicas que lucharán por
su clase en defensa de las conquistas de los trabajadores y el pueblo .
OBAMA, SANTOS Y PIÑERA, LA MISMA SANGRE
En tanto, Obama y su Administración ha
emprendido la tarea de rediseñar los planes del imperio y los negocios de
guerra del complejo militar industrial, base de la economía norteamericana.
Frente al "fracaso militar" en Irak,
con un saldo de más de un millón de iraquíes muertos y 4 mil invasores
ajusticiados, se redirecciona y acelera el objetivo hacia nuestro continente:
Obama es más de lo mismo.
Contamos con enormes reservas de petróleo, gas
natural, variados minerales y materias primas y sobretodo con algunas de las
reservas hídricas más importantes del mundo. La cuenca del Orinoco, la de la
Amazonía y el acuífero Guaraní representan el 25 por ciento de las reservas del
planeta, transformándose en el gran objetivo y botín del Siglo XXI.
Santos -oligarca paramilitar y operador político
del complejo militar industrial- ha de asumir la nueva etapa contrainsurgente y
las readecuaciones de este objetivo bajo la administración Obama.
En lo inmediato, el objetivo militar es
neutralizar y ojalá aniquilar a la mayor resistencia popular armada del
continente: la guerrilla colombiana. Colombia, país ubicado estratégicamente en
el continente, con su oligarquía, su Estado paramilitar y aparato de dominación
ultraderechista, se ha transformado en el mejor y principal aliado del imperio
norteamericano-israelí, en la cabeza de playa de los planes militares del
imperio yanqui. La muestra más evidente de ello es el Plan Colombia, que en 10
años ha gastado en su guerra en contra del pueblo un total de unos 10 mil
millones de dólares.
La guerra en Colombia en los últimos treinta
años le ha costado al pueblo 350 mil muertos, 100 mil desaparecidos y 5
millones de desplazados por el Estado clasista y fascista y los paramilitares
con sus bestiales masacres y la usurpación de millones de hectáreas de tierras
al campesinado.
Colombia cuenta con las FF.AA más
ideologizadas, preparadas y de mayor experiencia combativa contrainsurgente de
todo el continente.
Un Estado completamente al servicio de los ricos
y de su guerra,un Estado paramilitar y unas fuerzas armadas fascistas. Una
clase política corroída por el narco-paramilitarismo. Ya van 50 años de
operaciones militares ininterrumpidas en contra de la guerrilla en Colombia.
Los últimos 10 años abierta y oficialmente con
los gringos, que abarcan desde el precio y recompensa que le han puesto a cada
guerrillero y quien lo apoye, pasando por los falsos positivos, hasta los
bombardeos misilísticos de aviones militares norteamericanas no tripuladas con
tecnología de última generación.
El último y durísimo golpe a la guerrilla
colombiana con este tipo de operaciones ha sido la caída del jefe militar de
las FARC -compañero comandante guerrillero Jorge Briceño- tras recibir alrededor
de 7 toneladas de bombas inteligentes de 500 libras cada una, bombas de fosforo
blanco que se usaron en Vietnam y que cuarenta años después cuentan con
"inteligencia propia" para garantizar cien por ciento su criminal
efectividad. Bombardeo que fue posible tras sufrir la mortal estocada de la
traición: madre de las más importantes "victorias" de los ejércitos
de la oligarquía.
Ni un millón de bombas, ni los millones en
recompensas y gastos militares, derrumbarán la voluntad de lucha y combate del
pueblo pobre colombiano.
Por su parte Piñera, empresario oligarca, es
otro -desde un punto de vista de clases- un aliado político y militar
estratégico del imperio en su "guerra contra el terrorismo" en el
mundo y particularmente en el continente.
Así también el Estado chileno y sus clases
dominantes, a través de los gobiernos de la Concertación, continuaron la
histórica política represiva y racista hacia el pueblo pobre y el pueblo
mapuche.
El Estado Policial se hizo realidad y los
derechos del pueblo se encarcelaron, mientras la administración de la
Concertación dejó el saldo de una treintena de combatientes rodriguistas,
lautaristas y miristas muertos en combate durante sus gobiernos.
Entre ellos, Mauricio Cancino y Juan Fuentes,
Norma Vergara y Yuri Uribe, Carlos Aedo y Alfredo Hermosilla, revolucionarios
que representan y simbolizan el compromiso y la consecuencia con las luchas del
pueblo. No morirán nunca quienes vivieron luchando.
Estos gobiernos, con la venia de las clases
dominantes, hace 20 años "modernizaron" la Ley Antiterrorista que
creó la dictadura pinochetista el año 84. Lo hicieron a través de las
"leyes Cumplido" para finalmente darle el carácter de terrorista a
las luchas sociales del pueblo pobre organizado.
Crearon y organizaron la "Oficina" y
luego la Agencia Nacional de Inteligencia, ANI, conocida más que nada por el
bombazo que le pusieron en su puerta.
Inauguraron la Cárcel de Alta Seguridad para los
combatientes del pueblo, quienes finalmente en dura batalla, junto la movilización
de familiares y organizaciones sociales y de DD.HH. logramos derrotar el
proyecto carcelario estrella de "castigo ejemplar".
Invirtieron en la policía de Investigaciones
para "modernizarla" a la usanza del FBI... hasta un nombre parecido
le pusieron: PDI.
Militarizaron y rearmaron a niveles históricos a
Carabineros quienes hoy cuentan con helicópteros artillados, unidad de
blindados, unidades especializadas urbanas y rurales, laboratorios propios y
presencia en todo el territorio nacional: una fuerza militar más o menos
equivalente a la del Ejército.
Llenaron de cámaras las zonas urbanas de los
ricos y la de sus negocios. Digitalizaron las identidades y hasta el adn del
pueblo.
Privatizaron los derechos del pueblo y
criminalizaron la protesta social y popular. Impusieron la atomización de las
organizaciones de los trabajadores y pauperrizaron las condiciones laborales .
Militarizaron y pusieron bajo Estado de Sitio el
Wallmapu, el área de las comunidades mapuches que luchan por la recuperación de
su territorio y autonomía.
La administración Piñera viene entonces a
profundizar estas medidas represivas que se instalaron a sangre y fuego con la
dictadura militar y que luego la Concertación legitimó e institucionalizó.
El gobierno patronal y su casta opusdeista
entonces ha comenzado a reorganizar la estrategia contrainsurgente a través de
cambios en los aparatos de inteligencia y en el aparato judicial. Han
establecido una clara y abierta alianza con Santos en su guerra paramilitar en
contra del pueblo y sus organizaciones revolucionarias.
Santos le ha entregado a Piñera como regalo y
adelanto de la relación, un dossier de inteligencia de 200 páginas con
información de supuestos chilenos y mapuches en tierras insurgentes colombianas.
Piñera, como buena pieza del imperio y de su
clase oligarca, está creando una copia a escala de la política guerrerista y
contrainsurgente de los gringos: el Plan Araucanía.
DESDE EL SUR PROFUNDO AL CONTINENTE
En el sur nuestro, profundo y transversal, la
guerra del capital en contra del pueblo y sus organizaciones revolucionarias
tuvo en las dictaduras militares su más bestial verdugo. Organizaciones como el
PRT-ERP y Montoneros fueron cuasi aniquiladas durante la dictadura argentina,
provocando la muerte y desaparición de prácticamente la totalidad de su
militancia. Un total de 10 mil militantes-combatientes de estas dos
organizaciones revolucionarias. Además de 30 mil desaparecidos y 2 millones de
exiliados.
La organización y capacidad de resistencia del
pueblo pobre argentino fue neutralizado, dejando una profunda brecha
generacional en su acumulado histórico que tardaría cerca de dos décadas en
reconstruirse. La Tablada fue uno de los intentos de ello.
En Chile, la dictadura nos deja más de 5 mil
combatientes caídos y desaparecidos. En el caso del MIR, para mediados de los
ochenta, la ofensiva contrainsurgente del Estado chileno había causado la
muerte y desaparición de más de seiscientos militantes.
En los años de la dictadura, resaltamos el
heroico intento guerrillero de Neltume y Nahuelbuta. La voluntad de combate de
la Fuerza Central. La construcción social clandestina del Teatro de Operaciones
Sur. La construcción y accionar territorial de las Milicias de la Resistencia,
entre muchos otros.
Siete rayos, siete estrellas de Neltume. Lucía
Vergara, Coño Villabela y José Bordaz, de la Fuerza Central. Raúl Barrientos,
Mario Mujica y Luciano Aedo del TOS. Rafael y Eduardo Vergara, y Paulina
Aguirre de la Resistencia, son algunos de los dignos y nobles ejemplos de todos
los miristas caídos en la lucha popular.
En estas condiciones de represión y derrota
táctico-estratégica del proyecto que iniciara Miguel y aquella generación de
enormes voluntades y capacidades revolucionarias, se abriera un campo fértil
para la fragmentación orgánica, así como la claudicación de aquellos que siendo
del MIR nunca fueron miristas.
Por otra parte, en el caso del FPMR y el
Mapu-Lautaro, la dictadura logró hacia fines de los ochenta importantes golpes
represivos, particularmente en la logística y comandancia del FPMR: José Miguel
y Tamara hechos prisioneros en combate, serían cobarde y vilmente torturados
hasta la muerte por las fuerzas especiales de la policía militarizada de
Carabineros.
Hacia 1990, y con siete años de operatividad, el
FPMR había perdido más de un centenar de militantes, dejándolo en condiciones
bastante críticas al momento del "cambio de régimen".
La Concertación -con el apoyo de la inteligencia
del Ejército y luego de sendos y certeros golpes a la oligarquía y sus agentes
represivos por parte del FPMR- se encargaría de encuadrar y golpear a las
estructuras armadas que quedaban en pie en el país a inicios de los noventa.
En cuanto al Mapu-Lautaro, será la Concertación
en pleno quienes lanzarán la mayor y mortal ofensiva en contra de esta
organización revolucionaria armada. Para mediados de los noventa, y luego de 10
años de intensa operatividad, morirían en combate una decena de militantes y
sería encarcelada prácticamente toda la organización.
En nuestro caso, 20 años atrás y en medio del
caos de la crisis politico-ideológica y la consecuente confusión en el
movimiento popular, optamos continuar por la senda revolucionaria que había
iniciado el MIR a mediados de los sesenta hasta su crisis estructural de fines
de los ochenta refundandonos como organización y dándole vida al MIR-Ejército
Guerrillero de los Pobres. En sus primeros años con el agregado de Patria Libre.
Eran los años en que Pablo Vergara y Aracely
Romo entregaban sus jóvenes vidas en un esfuerzo comprometido y consecuente por
mantener en pie la vida y capacidad operativa del MIR.
Decidimos continuar la lucha armada en la
propuesta de la corriente ideológica y valórica que le dio vida al proyecto
político-militar del MIR. Lo hicimos también inspirados en la lucha centenaria
de nuestros pueblos originarios y particularmente la del pueblo mapuche; en las
luchas obreras y de los trabajadores del mundo; en las luchas sociales de los
pobres del campo y la ciudad; en las luchas del movimiento ácrata y libertario.
Apenas estrenada nuestra nueva identidad como
organización formamos, junto a nuestros hermanos del Mapu-Lautaro, la
Coordinadora Subversiva por una Patria Popular. Fue una corta vida de dos años
como Coordinadora, pero muy intensa y masiva en operaciones de diverso calibre
a nivel nacional.
Como ejemplo, en la primera campaña (marzo 1992)
realizamos simultáneamente 35 acciones subversivas e insurgentes, desde
sabotajes a la infraestructura, propagandas armadas y acciones de hostigamientos
a las fuerzas represivas del Estado.
Eran los años también en que nuestro hermano
Mario Vásquez, militante ejemplar, entregaba su vida en este empeño refundador
de sueños y organización revolucionarios. Nuestro homenaje.
Esta unidad político-operativa de nuestras
organizaciones, junto con el accionar de otros destacamentos y organizaciones
revolucionarias y particularmente las operaciones de dignidad y justicia que
ejecutó el FPMR en esos años, desató toda la furia de los recién llegados gobiernos
derechistas de la Concertación y de la oligarquía .
A mediados de los noventa, el sur profundo y el
país transversal se convierten en territorio de construcción y resistencia: la
Revolución Continental la hacemos parte de nuestro diseño estratégico
convencidos de que es la única alternativa para nuestros pueblos y su urgente
Revolución Libertaria.
En el año 1997 y consecuentes con este
compromiso internacionalista , cae en combate -en las filas del Ejército de
Liberación Nacional, ELN- nuestro hermano argentino y militante de nuestra
organización, Gustavo Cabezas. También hoy le rendimos nuestro homenaje.
Iniciábamos nuevos esfuerzos y tareas conjuntas
para enfrentar la nueva ofensiva del imperio y sus planes militares
sintetizados en el plan Colombia y su objetivo de aniquilar y neutralizar a las
fuerzas guerrilleras del pueblo pobre colombiano.
En esta lucha contra la oligarquía y sus fuerzas
represivas y paramilitares, resolver las necesidades materiales de las
organizaciones revolucionarias armadas ha sido siempre una tarea estratégica.
En busca de este objetivo los revolucionarios de todos los tiempos hemos
recibido gran parte de los golpes represivos. Así están pagando un alto precio
nuestros hermanos combatientes internacionalistas en Brasil, que no hacían más
que recuperar lo que nos ha sido usurpado históricamente .
La oligarquía y su sistema de justicia se ha
ensañado con ellos aplicándoles un régimen penitenciaro fascista y draconiano,
particularmente con Mauricio Hernández, compañero y hermano del FPMR. Ocho años
en ese infierno al estilo Guantánamo.
De igual modo otros hermanos revolucionarios que
ya llevan casi 20 años de durísima prisión. Entre ellos, Abimael Guzmán, Elena
Yparraguirre y Jaime Castillo Petruzzi; así como los secuestrados y
encarcelados en los EEUU, Simón Trinidad y Sonia; los cinco compañeros cubanos
también rehenes de los gringos... los 7 mil luchadores y combatientes
colombianos encarcelados. Los cerca de trecientos presos políticos chilenos y
argentinos. A los presos políticos mapuche. Libertad y nuestro reconocimiento a
todos los presos políticos del continente.
En esta lucha popular de compromisos y
sacrificios también queremos recordar como ejemplo y rendir homenaje a nuestros
hermanos de vida y luchas Carlos y Alfredo, quienes cinco años atrás entregaron
sus valiosas vidas concientes y consecuentes con el camino libertario
emprendido hace muchísimo por generaciones revolucionarias que al igual que
ellos han dado todo, hasta la vida, por su pueblo, su clase y su liberación,
convencidos de la necesidad y legitimidad de la lucha armada como herramienta
de resistencia y victoria, como componente del poder popular, como parte vital
del proceso de construcción de la identidad colectiva de combate y resistencia
popular.
LA ÚLTIMA Y DECISIVA BATALLA
Los pueblos tenemos quizás la última oportunidad
de construir una sociedad para todos por igual, para el hombre y la naturaleza,
antes que esa minoría oligarca que concentra el 80 por ciento de las riquezas
mundiales, esos dueños de casi todo -menos de la voluntad y disposición de
combate y liberación de nuestros pueblos- acaben desangrando nuestro planeta
hasta su última gota.
En medio de esta larga historia de resistencias
heroicas y populares en nuestro continente y nuestro sur, hemos sido testigos y
parte de una historia de luchas populares e insurgentes que tenemos que
conocer, aprender, reflexionar profundamente y sacar las lecciones históricas
para continuar y refundar nuestras estrategias y diseños; rearmarnos política,
ideológica y militarmente para continuar enfrentando y frenar con la
radicalidad del poder popular el poder depredador del capital y sus
oligarquías. Hoy con más fuerza y con más razón que nunca.
Hoy también queremos decir -con el peso valórico
de la historia de resistencia y lucha de nuestros pueblos y el genocidio en
marcha del capitalismo- que la resistencia y lucha radical de un pueblo en
armas hacia la Revolución Libertaria ya no es solo una opción, sino una urgente
necesidad para los pueblos de la humanidad
Una revolución en donde el comunismo puro y
silvestre sea el motor y corazón de la sociedad. El comunismo es la única
concepción de sociedad en donde es posible un equilibrio real entre el hombre y
la naturaleza. Donde el trabajo, la producción y sus beneficios quedan en manos
de todos y no de unos pocos. Donde el poder emana directamente del pueblo, sin
intermediarios ni instituciones ni gendarmes. El Estado se diluye en el poder
popular. Donde el poder de las armas -de ser necesario- está en todo el pueblo
de manera horizontal.
Una sociedad donde la explotación, la represión
y la ganancia se esfuman en una sociedad sin clases sociales ni privilegios de
ningún tipo. Donde el egoísmo y consumismo se pudran hasta desaparecer.
Y un camino donde la resistencia y la lucha armada
es a la vez un camino de intensa lucha ideológica. Una lucha en contra de todo
el poder mediático y contrarevolucionario de los ricos.
Donde nuestras acciones armadas resistentes
deben ser nuestra voz y nuestro pensamiento. Por tanto, cuando hablamos de
lucha armada, no hablamos sólo de acciones armadas, hablamos sobre todo de un
compromiso y una identidad valórica libertaria, antisistémica, antagónica,
autónoma y radical.
Y cuando hablamos de fuerza insurgente y
popular, decimos que más que la capacidad militar como tal lo que importa por
sobre todo es el nivel de conciencia de clase y revolucionaria para enfrentar
una larga vida legal o ilegal clandestina que permita desarrollar en secreto y
en los tiempos y generaciones que sean necesarias, las condiciones sociales,
operativas, formativas y logísticas para el combate, la insurrección y la
guerra popular.
Como organizaciones armadas del pueblo, siempre
estaremos en desventaja en medios y fuerzas propiamente militares frente al
poder "ilimitado" del Estado y fundamentalmente frente al poder del
imperio norteamericano.
En este sentido, la victoria y la batalla no es
propiamente militar. No se trata de crear un ejército paralelo casi imposible
de mantener en una guerra prolongada, ni tampoco de crear una fuerza operativa
especial que transforme la guerra popular en una guerra de aparatos militares.
HACIA NUEVOS DISEÑOS Y ESTRATEGIAS
En este nuevo aniversario del MIR-EGP y cuando
se cumplen 37 años de la caída en combate de nuestro apreciado y único
secretario general del MIR, Miguel Enríquez, hemos decidido hacer esta
declaración, manifiesto y homenaje, porque hemos querido compartir lo que
significa para nosotros la lucha armada hoy y su acumulado histórico, la
construcción de la identidad valórica combatiente y libertaria que en tanto
pueblos, organizaciones y luchadores insurgentes seguimos construyendo por
siglos y milenios a través de infinitas luchas y sacrificios, el principal
vínculo en la unidad de esfuerzos y compromisos entre pueblo y organizaciones
revolucionarias.
La resistencia armada y popular la entendemos
fundamentalmente como un proceso histórico de acumulados de luchas sociales
insurgentes y clandestinas que se organizan en diferentes tareas y espacios de
manera autónoma y que construyen así una identidad valórica colectiva de
combate, la fuerza moral y matriz ideológica de los ejércitos guerrilleros del
pueblo pobre.
En resumen, la identidad que se ha ido
construyendo al calor de siglos de resistencia de los pueblos a través de su
historia, en medio de la diversidad cultural que nos atraviesa
transversalmente, un hilo común e histórico que tiene su centralidad en la
voluntad y compromiso de clase y lucha para construir una sociedad igualitaria
de hombres y mujeres libres viviendo en plena armonía con la naturaleza y el
medio ambiente.
Debemos aprender a caminar entre todos los
revolucionarios unidos en una estrategia anticapitalista y antimperialista,
pero a la vez aprender también a caminar por senderos individuales de acuerdo a
las tareas y tipos de fuerza que cada quien pueda y quiera construir, en donde
la direccionalidad y la centralidad no dependa de ninguna instancia o orgánica
en particular sino del propio proceso colectivo de construcción del poder
popular en todas sus formas.
Profundicemos al máximo los niveles de
conspiratividad y secreto frente al avance de la sociedad de control y
encuadramiento por parte del Estado Policial.
Revisemos, con las herramientas que nos brinda
la historia de lucha de nuestros pueblos, las nuevas condiciones materiales y
subjetivas para tomar las mejores decisiones que por sobre todo garanticen la
seguridad y continuidad de los hombres y mujeres que construyen y organizan las
tareas y fuerzas insurgentes de la revolución. Ese debe ser nuestro objetivo
militar estratégico y permanente.
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